20. LAS ABUELITAS.

20. LAS ABUELITAS.

Ayapel es un municipio colombiano localizado en el departamento de Córdoba, es bañado por las aguas del río San Jorge y la ciénaga de Ayapel.

En ese municipio trabajé como contratista para la ejecución de varias obras, una de ellas fue la construcción de un polideportivo en un corregimiento cuya ubicación geográfica queda del otro lado de la ciénaga de Ayapel, para llegar hasta allá con el fin de ejecutar la obra, llevar materiales, personal, etc., se podía por vía acuática y por vía terrestre.

Para llegar por vía acuática se contrataba una chalupa que hacia el recorrido en dos horas desde la cabecera municipal hasta el corregimiento, lógicamente que dos horas en chalupa tenía un valor costoso por viaje lo que nos obligó a realizar el recorrido por vía terrestre.

La vía que bordeaba la ciénaga de Ayapel se encontraba en mal estado, era una vía destapada que permanecía llena de huecos con mucha agua y mucho barro.

El primer viaje que hicimos por tierra contamos con suerte porque 

no llovió, el camino estaba seco, raro en Ayapel porque allá las lluvias son frecuentes, eso nos permitió llegar hasta el corregimiento sin mayores dificultades, llevamos materiales, supervisamos el avance de las obras y nos regresamos.

Hablo en plural porque yo cargaba de compañero a Minguito, él era el inspector de obras.

En el segundo viaje que hicimos por tierra, en el trayecto de ida hasta el corregimiento el camino estaba seco, pero en el trayecto de venida llovió y toda la vía se mojó y salió el barro.

La camioneta en la que andábamos tenía las llantas medio lisas, ya estaban pidiendo cambio, eso complicó la salida ya que el barro hacia que la camioneta patinara, por mucho que aceleraba el carro no se movía, las llantas se deslizaban, eso obligó a Minguito en medio de la lluvia a bajarse y para tratar de ayudar empujando a ver si salíamos del atolladero.

Después de media hora de lucha en el atolladero, dándole para adelante y para tras, acelerando y desacelerando, pudimos salir y en medio de las dificultades llegamos al pueblo.

En la atollada Minguito se llenó de barro por estar empujando la camioneta, por eso no puedo viajan en la cabina del vehículo sino que le toco viajar más de tres horas en el platón con incomodidad, ese viaje incomodo lo puso de mal genio mientras yo iba tranquilo, con aire, manejando la camioneta tratando de llegar sin atollarnos nuevamente.

Cuando al fin llegamos a la cabecera municipal de Ayapel, Minguito se bajó del carro saltando desde el platón, mojado por la lluvia, lleno de barro y con rabia me dice:

“NOJODA, YO PARA ESE CORREGIMIENTO NO VOY MÁS”

“TU SABROSO CON AIRE”

“Y YO BIEN REJODIDO ALLÁ ATRÁS”

“MOJAO, LLENO DE BARRO Y CON FRIO”

“ASI NO VOY MAS”

“SI QUERÉI QUE TE ACOMPAÑE DE NUEVO”

“TE TOCA CAMBIARLE LAS LLANTAS AL CARRO”

“Y COMPRARME UNA ZAPATOS QUE TENGAN BUEN AGARRE”

“PORQUE CON ESTAS ABUELITAS QUE CARGO NO SE PUEDE”

“SE RESBALAN”

Y enfatizo:

“ASÍ NO VOY MÁS, YA TE LO DIJE”

Minguito se refería a unas zapatillas que usaban para la época, las llamaban “abuelitas”, eran de tela negra, de suela delgada y lisa.

Al día siguiente volvimos hasta el corregimiento, con Minguito abordo y calzado con las mismas abuelitas, con el infortunio que fue la peor la historia, mucha lluvia, mucho barro, nos atollamos dos veces lo que dejo a Minguito mojado, lleno de barro, viajando en el platón y con una rabia e inconformidad peor que la anterior, cuando llegamos me dice en voz alta:

“ASÍ NO TRABAJO MÁS”

“ME COMPRAS UNOS ZAPATOS CON BUENA SUELA”

“DE ESOS QUE TIENE AGARRADERA”

“PORQUE CON ESTAS ABUELITAS”

“NO VOY MÁS PARA ESE BARRIAL”

Yo, para sobrellevarle la rabia que tenía me comprometí a comprarle los zapatos con buena agarradera y le dije que cuando regresara de Villanueva se los traía para que no usara más las abuelitas en ese barrial.

Después de organizar las tareas para los días siguientes yo me regrese para Villanueva y quede en volver nuevamente a los 15 días.

De regreso, me acordé que no había comprado los zapatos que me exigió  Minguito y antes de llegar hasta donde él estaba llegue a un almacén de “todo a mil” que encontré en la vía y de todos los modelos que habían le escogí los que tenían más agarre, eran de cuero, de color marrón, se los compre y los coloque detrás del cojín del carro.

Cuando llegue hasta la casa donde estaba Minguito eran como las 8 de la noche y le dije:

“AHÍ TE TRAJE LOS ZAPATOS”

“ESTÁN DETRÁS DEL COJÍN”

Enseguida se paró de la silla donde estaba sentado y busco los zapatos, los reparo bien, me dijo:

“ESTÁN BUENOS”

“ASÍ LA COSA CAMBIA”

Le dije, cuélgame la hamaca Minguito voy a dormir porque mañana salimos a las 5 a.m. para el corregimiento a ver la obra.

El me colgó la hamaca y colgó la hamaca de él en el mismo cuarto para hacerme compañía, yo apague el foco y me acosté pero vi que Minguito no se acostó y sentí cuando abrió la puerta del patio, salió con una bolsa en la mano y los zapatos nuevos.

En la bolsa tenía un cepillo y betún, agarro los zapatos del baratillo que le lleve y duro como dos horas dándole cepillo, como a las 10:30 de la noche fue que se acostó.

Me levante a las 4 am, lo desperté a él y le dije que hiciera café, me bañe y a las 5 a.m. ya estaba montado en el carro listo para salir rumbo a la obra.

Minguito no salía, yo le pitaba con insistencia para que saliera, cuando salió lo vi que venía con las abuelitas puestas y no con los zapatos que de di, los que tenían buen agarre, y le pregunte:

“¿MINGUITO Y LOS ZAPATOS QUE TE TRAJE? ”

“¿PORQUE NO TE LOS PONES? ”

Me escucha, se regresa y sale nuevamente con los zapatos que le lleve en la mano y me los muestra por la ventana del carro, diciéndome:

“ESTOS, MIRA COMO QUEDARON”

Cuando vi los zapatos estaban brillantes como un espejo, les había dado tanto cepillo y betún que parecían de charol.

Y remato diciendo:

“ESTOS NO VAN PARA ESE BARRIAL”

“DESPUÉS SE ME DAÑAN”

“YO ME VOY CON LAS ABUELITAS”

“IGUAL, DE ESA ATOLLADA NO NOS SALVA NADIE”

Y termino soltando la risa macabra que lo caracteriza, jajajajajaja…