24. ¿CÓMO TE QUEDÓ EL OJO?


24. ¿CÓMO TE QUEDÓ EL OJO?

Estando Minguito en el Hospital San Camilo de Bucaramanga, se enteró que su señora, estaba embarazada, era una niña la que venía en camino, Minguito estaba en ese hospital sometido a un  tratamiento mental, ya la causa (cucharazo) y las secuelas (locura) son de su conocimiento, porque todo ha sido explicado en anécdotas anteriores.

Con el trascurrir del tiempo Minguito es dado de alta del tratamiento mental (claro está: quedó con un tornillo flojo) y retoma su vida, en el campo  familiar se separa de su señora
por causa del cucharazo que recibió y en cuestiones laborales siguió en la informalidad, en el rebusque, cantando en parranda, trabajando como celador o sereno en las calles del valle, viajaba para Maicao, allá vendía avena y embolaba, en fin trabajo duro, difícil, pero trabajo digno y honrado.

La señora de Minguito resentida porque este la dejó con la carga de la hija, se asesoró de un abogado y presentó una demanda alimentaria, me cuenta Minguito que eso fue un problema porque el DAS cada vez que él se atrasaba en la cuota lo metía preso, él no entendía porqué el DAS estaba tan pendiente de su caso, pasaba un día de demora en el pago de la cuota y el DAS encima de Minguito, ya fuera en el valle, en el molino o en Maicao, siempre llegaban con la orden de captura para detenerlo.

El tema era que la señora manejaba buenas relaciones en el DAS y aprovechaba estas relaciones para acosar a Minguito por la cuota alimentaria, no se podía atrasar un día porque los amigos de la señora estaban en la puerta del lugar donde se encontraba Minguito esperándolo para capturarlo.

Así pasaron los años, la niña creció y la camorra de la señora era mensual, cada vez que podía lo metía preso, ya Minguito salía a las calles era pendiente de los carros de la policía o de los carros de DAS, preocupado que no lo fueran a capturar, ya se lo llevaban hasta estando paz y salvo con la cuota y le tocaba demostrar que la pagó para que soltaran.

Minguito vivía mortificado con eso, llevaba 17 años y 10 meses en ese tropel, rebuscándose la vida para pagar la cuota ya fuera voluntariamente o por presión del DAS, la señora ya era una enemiga declarada que le seguía los pasos permanentemente, la cuota que Minguito entregaba para la alimentación la usaba para sus cosas personales, como dice Minguito: ella tenía era una “teta”.

Esa persecución que le montó la señora a Minguito hizo que este deseara con ansiedad que la niña cumpliera los 18 años, ya estando la hija mayor de edad se acababan las exigencias de las cuotas alimentarias.

Y como no hay fecha que no llegue, llegó el día que cumplió los 18 años la hija, Minguito lleno de alegría por un lado y soberbia por el otro fue hasta la casa de la señora y desde la puerta le grito:

“AJA MUJER, YA LA NIÑA CUMPLIÓ LOS 18 AÑOS”

“YO SABÍA QUE ESTA FECHA LLEGABA”

“SE TE ACABÓ LA TETA”

“SE ACABÓ EL TROPEL CON LA PLATA DE LA CUOTA”

Y le grita sarcásticamente:

“¿CÓMO TE QUEDÓ EL OJO?”

A lo que la señora le responde desde la sala de la casa, en voz alta para que escuchara Minguito:

“¿CÓMO ME QUEDÓ EL OJO A MÍ, MINGUITO?”

“¿CÓMO TE VA A QUEDAR EL OJO A TI?”

“SI LA NIÑA MAÑANA SE VA PARA VENEZUELA”

“PORQUE EL PAPÁ DE ELLA VIVE ALLÁ Y LA ESTÁ ESPERANDO”.

Minguito quedó frío con la respuesta que le dió la señora, ahí se enteró que la niña por la que lo sometieron a pagar cuotas mensuales de alimentación y le toco pagar cárcel varias veces no era su hija.

Pero eso no fue todo, después de 18 años de estrés con ese lío de la señora y la cuota alimentaria,  Minguito todavía sale a la calle mirando para todos los lados, la cabeza la lleva como un abanico, girando de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, pendiente de la policía y del DAS, nervioso porque todavía cree que lo pueden meter preso por la cuota alimentaria.

Jajajaja, que chinchorrazo.

Fin.

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